Situada en el sudoeste de Francia, Les Landes es una de las regiones francesas más hermosas. Visitada por sus playas arenosas con espectaculares olas soñadas (que atraen a surfistas) y por el encanto de sus bosques (la mayor superficie de Europa), su gastronomía seduce a turistas y viajeros de todo el mundo fascinados por sus tradiciones y costumbres que perduran a través del tiempo en sus ciudades y pueblos.
Las aves de corral: pollos, pavos, cordorniz y pato brindan delicias que son sinónimo de buen comer y vivir, aseguradas por su certificación Label Rouge, signo de calidad. El
foi gras de canard (paté de pato) consumido frío o caliente,
les aiguilletes de canar (pechugas de pato) con batatas y cebolla confitadas son algunos de los platos de esta región a veces extraña, mística, pero siempre bella.
Hoy quiero contarles de una tradición tan antigua que su origen es desconocido, pero que a mí me recuerda la exquisita bica gallega: el pastis.
Para algunos es una brioche perfumada con anís, ron , vainilla o naranja. Tradicionalmente este patisserie se consumía en celebraciones especiales, pero actualmente se lo disfruta en la región de manera cotidiana y hace las delicias de los turistas. Suele servírselo tibio acompañado de crema inglesa. ¡Un manjar esponjoso de color dorado!
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Para saber: Con el nombre pastis también se conoce una bebida francesa, consumida como aperitivo y muy rica, ¡por cierto!, originaria de la Provenza. De alta graduación alcohólica (40% ) se lo bebe con agua y hielo y tiene una particularidad: su color transparente se vuelve amarillo lechoso al combinarse con el agua, debido a la presencia de hierbas en su composición. En Marsella (Marseille) es consumido diariamente y forma parte de la cultura de sus habitantes.