Perteneciente a una familia adinerada, al morir sus padres, repartió su fortuna entre los necesitados, se dedicó a la vida religiosa y llegó a ser Obispo de Myra.
Difícil es discernir lo que fue real y fantasía en su vida. Algunas historias relatan cómo Nicolás salvo a tres hermosas hermanas de ser compradas por un rico mercader, al llenar las medias que las jóvenes habían dejado secarse en la chimenea de monedas de oro con las que pudieron ser libres. Otros sucesos cuentan la historia de tres muchachos asesinados por un posadero que Nicolás revivió y envió a prisión al asesino.
A mediados del 300, murió, pero su recuerdo siguió alimentando historias que lo convirtieron en santo. Sus restos descansan en Bari, en el templo de San Esteban. Fue uno de los santos más queridos, patrono de ciudades, niños y marineros y en los primeros aniversarios de su muerte comenzó la costumbre de repartir regalos
Antiguas ilustraciones
No solo los más pqueños esperan ansiosos a Santa Claus (1902).
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Esta ilustración antigua nos muestra a Santa Claus con la figura de un elfo. |
Ilustración de Alexander Anderson (1810). |
Un Santa sueco festeja su día cada 6 de diciembre cuando los chicos reciben regalos según la tradición protestante. |
Entre estos reltatos su figura aparece con una barba blanca, vestido de obispo y acompañado de un ayudante negro llevando una bolsa de caramelos. Esa imagen, originada en Holanda, se difunde al resto de Europa y a los Estados Unidos donde se comienza a celebrar el SinterKlaas, que termina denominándose Santa Claus.
Galletas y un vaso de leche, que le permitirán continuar su viaje, recibe "Santa" al dejar juguetes para los chicos. |
La prensa comienza a publicar historias del célebre personaje a las que completan ilustradores como Thomas Nast.
El dibujante alemán Thomas Nast le dio la cara bondadosa a Santa Claus para las tiendas Harper's. |
El escritor Clement Morre imaginó a un simpático Papá Noel con renos y trineo en su poema cuento A visit from St. Nicholas traducido también al español |
Ya en 1931 Coca-Cola le dio su apariencia final: un abuelo gordito, sonriente, vestido con los colores de la gaseosa.