El café se sirve con su borra, la cual queda en el fondo de la taza, y no se remueve. Aquellos que lo disfrutan dulce, toman un terrón de azúcar y dejan que los sorbos de kafa (o kava) disuelvan el terrón y envuelvan de su sabor dulce todo el paladar. Los que lo prefieren con leche, son cuidadosos al agregarla a la taza para que la borra continúe en el fondo.
Esta costumbre se da también en Serbia que cuenta con un museo: Huella en el café donde se realizan degustaciones y charlas sobre la segunda bebida más consumida del mundo. El museo forma parte de una empresa multinacional que desde Simanovci (próxima a Belgrado) elabora y exporta café a toda Europa del Este con los granos que llegan de América y Asia. En el lugar su puede participar de degustaciones, charlas y hasta elaborar la propia mezcla de café para llevarse.
¿Sabía que las cafeterías de Londres en el siglo XVII se conocían con el nombre de penny universities? Eran espacios de debate e intercambio artístico donde se podía dialogar con diferentes representantes del arte. Carlos II decidió cerrarlas en 1676 al considerarlas causa de revueltas políticas y en contra de su propia persona. Sin embargo, la medida quedó sin efecto por la reacción que provocó en la sociedad.
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