En Sazavica a unos pocos kilómetros de Belgrado, Serbia ostenta uno de los quesos más caros (y preciados) del mundo.

Se caracteriza por tener una pasta suave; su color es blanco y su producción escasa. Para elaborar un kilo de este delicado y sabroso queso se necesitan 25 litros de leche no pasteurizada ya que se trata de una leche muy magra, aunque con excelentes propiedades y un muy buen aporte de vitaminas.
La producción de este queso surgió ante la necesidad de salvar a una antigua raza de burros de la la región y, hoy requerido por exquisitos paladares, se están dando las condiciones para exportarlo al Reino Unido y otros países de Europa, cuentan sus productores.
Para saber: Cuentan los que lo han probado que el sabor del pule es similar al manchego español aunque algo más sabroso.
